Paz

 En aquella primavera de tierras frías. El sol, era una estrella aún por calentar y el silencio un caramelo amargo. 

Las manos se estiran, queriendo sentir levedad en el  espacio. El sonido del mirlo abre camino a un laberinto, por el que se asoma las estrellas. 

En la escarcha , el mundo se agita , mientras el grillo canta. La luna pierde su sonrisa ante el humo negro. En aquellas noches, el mar se  robizna en la antigua canción del pescador, la barca se balancea entre las olas opacando los grandes peces. El agua abre paso a otro mar. 

Las manos se miran encontrando en otras los mismos dedos. Las palabras se  languidecen, antes de recordar el grito. El cielo apaga con lluvia las bombas. 

El las noches frías. las manos se agarran , los ojos alumbran a horizonte donde se destellan unos zapatos nuevos.

 Paz

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Quien soy?

Arterias

Las llaves del laberinto