Todo es posible
La brisa de la mañana merecía un momento de pausa, donde se abriese un respirar profundo. En el día a día, las horas pasan adelantando a las manecillas de un reloj, y la taza de te no se saborea Asoma un conejo blanco, de un sombrero abriendo la puerta hacia el mar. En aquella antesala, se cambian los zapatos que aprietan los pies, y los pies caminan descalzos. La arena cosquillea los tobillos, el arco iris deslumbra, se difuminan los colores. Exhalando la monotonía de aquella repetición autómata, del mismo recorrido de los pájaros negros. Vuelan las golondrinas azules, llevando a la mente a un mundo desconocido. Las nubes violetas cosquillean con la lluvia purpura el ceño fruncido. Todo es posible