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Mostrando entradas de septiembre 15, 2024

Ninguna ola se repite

  S e movió a su ritmo con el mismo peinado del año pasado. La brisa cálida, el mar sonriendo...las caras de la ciudad y sus edificios desalineados, despuntando uno sobre le otro.  El olor a gastado y unos pies arrasados entra el asfalto y arena. Un horizonte siempre vestido de azul, a veces salpicado con el blanco fugaz que pocas veces presagiaba lluvia. La vida en un nido cubierto de paja , donde el día a día transcurría entre las ruedas de una bicicleta.  Dejé atrás los mapas, las coordenadas que habían diseñado un punto fijo. Los ojos nublados en un horizonte difuso. Los apegos tristes, la alarma de un reloj, las definiciones precisas marcadas en el mismo subrayador. Los caramelos de entonces se tornan con un sabor insípido. Las ventanas se asoman a nuevos paisajes, el corazón late a otro ritmo.  Se para un reloj. La palmera cosquillea. Abre la persiana. Susurra el mar. Ninguna ola se repite.

Mar abierto

 Desde esa casa el horizonte era un mar abierto, y los pies se mezclaban con tierra.  Las nubes se diseñaban en algodones, que pintaban el cielo y el aire, en  un caramelo que expandía el pulmón. Llevé la casa en mí, como quien lleva en su maleta sus zapatos preferidos, y transité con ella todos los paisajes del mundo.  Desde sus ventanas  pude ver  resiliencia en la pobreza, el humo en la exhalación de una ciudad, que  agradece el oxígeno de la vida.  Los ojos que miro, son miradas hacia otros mundos o otras murallas.  Desde esa casa, camino abriéndome al asfalto o hacia la tierra, en un incesante abrazo a lo desconocido.  Llevo en mí cada pedazo del mundo caminado y todos aquellos imaginados.  Expande corazón, abre alas al mundo. Lo vivido siempre queda como lo respirado.

Formas nuevas

Abre la ventana, deja entrar el aire fresco. Escucha la voz del mar en su dulzura salada. Deja tus párpados abiertos, mientras saboreas el mundo como la primera vez.  Escudriña los perfumes entre las copas verdes . Mira hacia el cielo en su nuevo azul. Remueve las hojas secas mientras sientes de nuevo sus formas. El pasado fue borrado en sus huellas de arena. El pájaro castaño voló. Abre tus manos mientras llega la siguiente respiración. La siguiente ola nunca se repite. Derrite el hielo en tu mecedora de olivos. Deja que tus ojos pestañen el pasado de las formas. Una nueva flor ha salido