LOTOCONLETRAS

  Flotando sobre el ruido sin dejar rastro de nada. Nadie conoce su historia y me pregunto si acaso la recuerdan. Tantos lugares con el viento en sus alas y transitan sin dejar ni huella, más allá de la pluma que me encuentro de camino al parque.  En ese momento me pregunto si los pájaros tienen memoria, si son conscientes de la libertad de su vuelo. Si serán capaces de recordar los lugares donde movieron sus alas, los colores, los sabores y los gestos de las personas al mirarlos; o al final todas las formas les resultan indiferentes.   En ese momento, palpo la tierra donde se apoyan mis pies.  Mis plumas son  los dedos con los que escribo, sacudiendo las palabras.  El pensamiento, ese vuelo sin gravedad capaz de alzarse sobre cualquier nube.  En ese instante se aligera mi paso, respiro el viento y siento el recuerdo del ave sentada ahora sobre la mesa ; transcribiendo aquellos trazos que dejó en el último vuelo.

 Y simplemente observo desde ese punto en el que dejo al lado el mundo perfecto. Me entrego a, sus fisuras, sus imperfecciones dejando caer mi ovillo para coser.  No intento arreglar nada de lo que veo, dejándome  desvanecer ante la odisea de cambiar modelos.  Se derrite el encaje, el gusto, el color... permito este estado de dejar fuera su forma y sus cambios de vestidos.  Me libero de cualquier obligación de intentar transformarlo. 

 Me dejó con una tristeza que sólo pude responder con churros y chocolate. Tantas veces había  sido crisálida que era el momento de convertirme en mariposa. Entre el sabor del dulce y amargo se formó una burbuja, la pinté de verde y la  puse en mi ala. En la mañana eché a volar con un aleteo suave con el impulso del viento del Norte.