Espiral ascendente

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 Cuando la mirada se estanca en un punto y el agua rebosa hacia la superficie. El baúl se abre con los objetos guardados y se sacude el polvo. La emoción cierra la garganta en la que sólo cabe un nudo. El mar respira su ola y se olvida de su fondo calmo . El aire se atrapa en un tornado interno donde no se respira más que una espiral ascendente.


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¿Quien soy?

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 Rebusco entre mis bolsillos, buscando la respuesta mientras esmigeo el pan. La mano danzante entre las palabras, el vacio que antecede las letras. La imagen antes de la forma. El horizonte donde reposa el cielo. El suspiro entre las frases. Los ojos que miran al mar y el mar que encuentra los ojos. Soy el sueño del presente y el garabato del futuro Las raíces de la tierra y la energía antes de nacer El suspiro y lo suspirado La estrella que mira a la tierra y la tierra que mira a la estrella Soy el abrazo entre el corazón y la espalda La brisa escapándose de la forma . La eterna aprendiz La montaña que crea escalones El viaje haciéndose mientras ato mis zapatos Cada dibujo que me dibuja y los colores antes de su tinta El sueño que suena. Una bicicleta sin destino Todo lo que soy entre cada respiración.
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Arterias

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Las llaves del laberinto

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Subimos montañas, resguardándonos del viento frío que soplaba al amanecer. Entre el calor de los dedos arrugados, por el miedo de soltarnos de las manos, perdimos las horas del reloj. El día y la noche, seguían transcurriendo mientras estábamos ajenos a sus miradas. Desnudamos vacíos, nos reímos del invierno en aullidos; pero no encontramos las llaves del laberinto. En su interior, todas las formas caben y los todos los colores son posibles. Se derrite el hielo de cualquier forma fija, y de sus aguas nacen ríos. Mis ojos ensueñan estar ahí, acurrucados por un delfín negro. El mar llora y en su interior se respira.
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