El tren
No pudo darse la vuelta, sus ojos empezaron a parpadear con un ritmo ralentizado entre el chispado de agua. Su boca realizaba una mueca en la que se cerraban las palabras. Era el sabor predecible de saber que no habría un momento después donde compartir el sonido de las bicicletas.
No pudo darse la vuelta, tenía que continuar entre las mochilas colgadas a los pies, entre el sonido de un tren que alejaba del presente cualquier tipo de predictibilidad posible.
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